El Café de Bellas Artes: El secreto mejor guardado dentro del Palacio

El Café de Bellas Artes: El secreto mejor guardado dentro del Palacio

Muchos visitantes del Centro Histórico caminan enfrente del Palacio de Bellas Artes sin saber que, dentro de esta joya arquitectónica, se esconde un restaurante que es mucho más que un café de museo: El Café de Bellas Artes. Ubicado en el vestíbulo de la primera planta, este espacio ofrece una experiencia gastronómica completa, un verdadero oasis para quienes desean disfrutar de la gastronomía mexicana en un entorno que es una obra de arte por sí mismo.

Desde grandes ventanales que enmarcan la majestuosa vista de las escaleras Art Decó, hasta vitrales y murales que cuentan historias históricas, comer en este restaurante es sumergirse en un ambiente que combina cultura, historia y sabor. Para muchos, es una sorpresa descubrir que no solo hay café y snacks, sino un menú elaborado con platillos regionales que representan la riqueza y diversidad de México.

Para abrir el apetito, la sopa de tortilla, los esquites tradicionales, el fideo seco o la ensalada de milpa son solo algunas de las delicias que invitan a seguir explorando el menú.

cafe bellas artes

Los platos fuertes son un homenaje a la cocina mexicana en toda su diversidad: encontrarás enmoladas, enpipianadas y hasta milanesa de cerdo empanizada con amaranto.

Y no podemos olvidar el cierre dulce: el flan y la tarta de chocolate (cacao tabasqueño) aunque también te recomendamos que pidas los postres de temporada.

Pero si hay algo que realmente distingue a El Café de Bellas Artes es su coctelería, un verdadero arte líquido que rinde homenaje al Palacio y a la cultura que lo rodea. Los cócteles llevan nombres inspirados en óperas famosas, una forma de conectar la experiencia gastronómica con el mundo artístico.

Por ejemplo, el Otello es una versión dramática y refrescante del clásico Aperol Spritz, que combina sotol, jugo de toronja, pulpa de maracuyá y jarabe natural, creando un balance perfecto entre amargo, dulce y ácido.

Sus cócteles no solo son deliciosos, sino que su presentación y cuidado en los detalles hacen que beberlos sea una experiencia casi teatral, perfecta para acompañar una comida o para disfrutar después de una visita a las exposiciones del Palacio.

Nosotros tuvimos la fortuna de visitar El Café de Bellas Artes en compañía de nuestros invitados especiales de The Chickadee Room, un bar de Vancouver que estuvo de visita en Ciudad de México. Compartir esta experiencia con profesionales de la gastronomía y la mixología fue un deleite, pues pudimos apreciar la calidad y creatividad que se vive en este espacio.

Además, el restaurante suele ofrecer menús especiales inspirados en las exposiciones temporales del Palacio, haciendo que cada visita pueda ser una experiencia diferente.

En definitiva, El Café de Bellas Artes es un lugar que invita a detenerse, a saborear México en cada bocado y sorbo, y a disfrutar del arte en todas sus formas. Si estás recorriendo el Centro Histórico, planeas visitar Bellas Artes o simplemente quieres un lugar para comer bien en un entorno cultural sin prisas, este restaurante es una joya escondida que merece ser descubierta.

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