¿A qué huele el verano? A tardes largas, a risas sin horario y, por supuesto, a juguetes esparcidos por toda la casa. Si eres de los que aún recuerda ese verano mítico en el que tu mayor preocupación era no pisar una ficha de Lego, este artículo es para ti (y para todos los que quieren que sus hijos vivan algo parecido, aunque sea por unos días).

Hoy, entre pantallas que compiten por nuestra atención y agendas que parecen el tablero de un juego imposible, recuperar el arte del juego libre suena casi a misión secreta. Pero el verano llega como ese comodín inesperado: un “turno extra” para dejar que los niños (y los no tan niños) redescubran la magia de jugar… ¡sin cables, sin WiFi y sin notificaciones!

¿No sabes por dónde empezar? No te preocupes, aquí te traemos cinco ideas para que el juego auténtico vuelva a ser el protagonista de estas vacaciones. Spoiler: no necesitas más que ganas, un poco de imaginación y, si quieres, una visita a Juguetron para inspirarte.

Juegos de mesa: el clásico que nunca falla

¿Quién necesita efectos especiales cuando tienes un tablero, dados y una buena dosis de competitividad familiar? Los juegos de mesa no solo entretienen, también enseñan a negociar, a perder (y ganar) con estilo, y a reírse de los propios errores. Organiza una tarde de juegos, saca las palomitas y que comience la batalla. Extra tip: arma una “liga familiar” y corona al campeón del verano.

Mundos inventados con lo que haya en casa

¿Una caja de muñecos, dinosaurios o figuras de acción? ¡Perfecto! Los niños pueden crear historias dignas de Hollywood, construir escenarios épicos y hasta montar una obra de teatro improvisada. Este tipo de juego libera la creatividad y nos da la oportunidad de ver cómo funciona su mundo interior (spoiler: es mucho más divertido que cualquier serie de streaming).

Juegos que ponen el cuerpo en movimiento

El verano es sinónimo de energía. Pistolas de agua, pelotas, frisbees, pistas de carros o juguetes a control remoto: todo vale para saltar, correr y, de paso, gastar esa batería inagotable que traen los niños de fábrica. Además, moverse mejora la coordinación y la concentración. ¡Y ayuda a dormir mejor!

Construir, construir y construir

Nada como un buen set de bloques o piezas encajables para dejar volar la imaginación y la paciencia. Construir una ciudad, una nave espacial o una torre que desafíe la gravedad es tan divertido como terapéutico. Aquí no hay reglas, solo el reto de ver hasta dónde llega la creatividad (y la estabilidad de la torre).

El rincón del coleccionista

¿Tienes en casa pequeños (o grandes) fans de las colecciones? Ya sea de autos, figuras, personajes o ediciones especiales, coleccionar es todo un arte. Ordenar, comparar y cuidar cada pieza no solo es entretenido, también enseña sobre responsabilidad y sentido de logro. Y, quién sabe, puede ser el inicio de una tradición familiar.

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