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La tradición de los ñoquis del 29: un símbolo de abundancia y comunidad (y dónde encontrar los mejores en la CDMX cualquier día del mes)

En el corazón de la cultura uruguaya, se esconde una tradición tan singular como deliciosa, que cada mes, específicamente el día 29, convoca a familias y amigos alrededor de la mesa para compartir un plato que es mucho más que un simple alimento: los ñoquis.

Este ritual, que se ha convertido en sinónimo de esperanza y prosperidad, tiene sus raíces en una historia que se remonta al siglo VIII y que hoy en día se celebra con gran fervor en Uruguay, gracias a la influencia de la inmigración italiana.

LA LEYENDA DE LOS ÑOQUIS

La leyenda narra que San Pantaleón, un joven médico con un corazón inclinado hacia la benevolencia, encontró una forma de socorrer a los necesitados durante una época de escasez.

Distribuyó trozos de masa de papa, un alimento nutritivo y reconfortante, entre aquellos que más lo requerían. Este gesto de generosidad se ha perpetuado en el tiempo, transformándose en una costumbre que trasciende generaciones.

En el siglo XX, esta tradición fue abrazada por la comunidad italiana en Uruguay, quienes vieron en los ñoquis una oportunidad de reafirmar lazos y honrar sus raíces. Pero además de su origen caritativo, la costumbre de comer ñoquis el día 29 se entrelaza con la realidad económica de los trabajadores.

Con el salario ya mermado hacia el final del mes, los ñoquis se presentan como una solución práctica y económica, al estar hechos de ingredientes sencillos y accesibles.

Con el paso del tiempo, la tradición ha adquirido un simbolismo adicional: colocar dinero debajo del plato de ñoquis para atraer la abundancia y la buena fortuna en el mes venidero.

Así, el acto de comer ñoquis se convierte en una ceremonia que alimenta tanto el cuerpo como el espíritu, en la que se mezclan la gastronomía y la esperanza de un futuro próspero.

LOS MEJORES ÑOQUIS DE LA CIUDAD DE MÉXICO

Y si hay un lugar donde esta tradición se vive con pasión, ese es el restaurante Lo de Julio.

Aquí, los ñoquis no son solo un platillo más, sino una experiencia culinaria que captura la esencia de la costumbre.

Preparados al momento con la maestría del chef Édgar Delgado, estos ñoquis caseros combinan la textura perfecta de la papa y la harina con el sabor inigualable de la salsa pomodoro, el pesto casero y el toque final de queso parmesano rallado.

Lo de Julio es más que un restaurante; es una extensión del hogar, un lugar donde cada plato es una ofrenda de amor y generosidad, como lo haría un abuelo para su familia.

En este oasis de tranquilidad, ubicado en el corazón de la ciudad, se puede escapar del ajetreo cotidiano para disfrutar de una comida que nutre el alma, ya sea con un plato de ñoquis, una crujiente milanesa, una fresca ensalada o un clásico choripán.

¿Lo mejor? Lo de Julio ofrece ñoquis todos los días del mes, entonces no tienes que esperar al 29 para disfrutarlos.

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